8 de junio de 2012

Prólogo

Roma. Templo de Vesta, año 63 d.C.
Turia la Maxima Vestale encargada de dirigir el colegio de sacerdotisas, se acercó a la joven Livia y tomándola de las manos le dijo:
-La Diosa Vesta estará siempre contigo niña, no tienes porque temer el abandonar este templo, el que fuera tu hogar durante estos once largos años. Vesta te acogió en su seno desde el día en el que entraste por esa puerta, y ahora que la cruzas para dejarnos-, la vestal apretó con fuerza las manos de la joven que apenas podía contener sus lágrimas, para continuar con su explicación del porqué debía abandonarlas-, Ella seguirá a tu lado siempre, no lo olvides. Toma llévate esto contigo-. La sacerdotisa tomó nuevamente las manos de la joven y despositó en ellas unas sencillas agujas de plata para el cabello, en cuya empuñadura estaba tallada la imagen con la que se representaba a la diosa, una llama-, tómalas... te serán de gran ayuda en tu futura vida.
La joven seguía sin poder reprimir sus lágrimas, así como tampoco el gran dolor que le producía tener que abandonar aquel lugar que aprendió a querer como suyo.
-No puedo aceptarlas, son demasiado valiosas-. La joven alargó sus manos para devolverle las preciadas agujas a la sacerdotisa, pero ésta se las cerró con las suyas y se las acercó a su corazón que latía con fuerza. – No puedo… no puedo aceptarlas...
-Lo que no puedes es no hacerlo. Llévalas siempre contigo, ellas te recordaran siempre quien eres y de donde vienes; te darán el valor necesario para enfrentarte a tu destino, no lo olvides niña. A partir de este momento quedas libre de tus votos, así lo ha querido Vesta y así me lo ha manifestado  a través de un sueño, donde fue revelada la tragedia que le acontecería a tu madre y hermana, así como la próxima llegada de tu padre y la necesidad de tu renuncia a los votos sagrados. Vesta tiene destinado para ti grandes hazañas fuera de los muros de este templo. Sólo Ella sabe de tu destino, el cual te será revelado a su debido tiempo. Vesta prevé que tu misión fuera del templo será más útil y trascendente que dentro de él. Harás grandes cosas bajo su precepto. Así lo quiere Ella y es mi misión cumplir sus deseos-. La mujer depositó un suave beso en la frente de la joven y le dio su bendición para dejarla marchar en compañía de su padre.
El cual llevado por los recientes acontecimientos, no tuvo otra alternativa que solicitar la anulación de los votos sagrados de su hija hacía la diosa. Fue la primera vez que a una virgen vestae se le concedía la renuncia de sus votos. Pero la misma Diosa fue quien la liberó de su dulce y pesada carga…

No hay comentarios:

Publicar un comentario